-Tenemos que hablar- dije seria.
-Te escucho- dijo el indicándome que me sentara
-La esposa de Ivana hablo conmigo hoy- dije sin rodeos.
-Me lo imaginaba- dijo con una sonrisa
-¿Qué?- pregunte sin entender, como era que él se imaginaba
eso.
-Mira Carina, yo no soy malo, mi único pecado es haber
creído ciegamente en la madre de Sebastian, y aunque no lo creas yo quiero
mucho a Sebastian, Ivana me llamo el día de hoy para que le dijera dónde te encontrabas,
le dije que habías ido con mi hermana al centro comercial- dijo
-No sé por qué la madre de Sebastian me odia tanto, pero
ahora no me importa, la esposa de Sebastian, me dijo que él me necesita y voy a
estar a su lado, la mayor parte de mi vida he sido una cobarde, pero ahora no,
tengo dos razones muy importantes para tener valor- dije mirándolo a los ojos-
que no te voy a negar que a pesar de que te dije que me casaría contigo no
estoy segura de haberlo hecho, aunque tú no hallas actuado de por maldad,
contribuiste a mi desgracia, pero tampoco te guardo rencor – dije regalándole
una sonrisa sincera.
-Lo es Carina, y aunque no lo creas me da gusto que
Sebastian y tu vallan a estar juntos al fin , él se lo merece, y en cuanto a
que su madre te odia, es porque ella también se crio en un orfanato, pero era
una mujer muy lista y hermosa así conoció a el papá de sebastian, y el quedo
enamorado de ella de inmediato, ella mejor nadie sabe lo que es vivir así y
crecer sin una familia, ella no quería que a su hijo le pasara lo que le paso a
su marido, cuando se casaron sus amistas lo repudiaron al igual que la familia
de él, así que ella no quería que pasara eso de nuevo- me explico.
-Eso es injusto, ella debería de entenderme mejor que
nadie-dije molesta.
-Sí, pero no lo hace y nunca lo hará, el mundo del dinero y
las amistas la corrompió demasiado, no te puedo decir que el único objeto de la
madre de sebastian para hacer lo que hizo fue el proteger a su hijo, era más
bien para proteger su imagen ante las amistades- me conto.
-Pues ahora no me importa si la señora se enoja, se ofende o
hace lo que quiera no voy a separarme más tiempo de Sebastian, porque él es mi
primer amor y será el único- dije decidida.
-Si quieres te llevo a su casa- me ofreció con una gran
sonrisa en el rostro.
-Pero su esposa está ahí-dije consternada
-Ivana se fue hoy a casa de sus padres – me conto Jacob
-Entonces por favor llévame con el-le pedí con lágrimas en
los ojos.
En cuanto le dije eso, salimos de su despacho, subí por mis
hijos que estaban completamente dormidos y Salí a buscar al amor de mi vida.
Cuando llegamos a la casa de Sebastian, Segundo me ayudo a
bajar a los niños, un empleado que nos abrió la puerta nos dijo que Sebastian estaba
indispuesto.
-Dígale que Carina Zampini está acá y le aseguro que se
sentirá mejor- le dijo Segundo.
Me imagino que el señor sabio quien era yo por que de
inmediato me hizo entrar a la casa y me condujo a la sala.
- Bueno pequeña yo aquí me despido, creo que esto lo tienen
que arreglar Sebastian y tú a solas – dijo dándome a la pequeña juani.
-Gracias por todo- le dije a Segundo y el de inmediato
salió.
La verdad es que no tenía ni idea de lo que le iba a decir o
pero sabía como iba a empezar a hablar con él.
CUENTA SEBASTIAN:
Estaba en mi despacho como ya era costumbre, Ivana hoy me
había dicho que se iba de la casa, que era lo mejor, que no estaba enojada
conmigo ni con nadie, más que con mi madre porque al fin y al cabo ella también
había sido un títere más de ella.
Solo de imaginar que Carina ya había podido casar con Segundo,
que no había podido ver a mis hijos, que no sabía dónde o como estaban me
partía el alma, quería morirme, estaba enojado con la vida por todo lo que me
estaba pasando, no era justo, mi madre me llamaba hasta 6 o 7 veces al día o
iba a verme, pero ya había dado instrucciones de que no la dejaran pasar, sabía
que si me enfrentaba a ella en estos momentos no sería nada agradable con ella,
así que mejor no quería arriesgarme, estaba abrazando el oso que le había comprado
a mi juani , cuando james mi mayordomo llamo a la puerta.
-Dije que nadie me moleste- grité enojado.
-Disculpe señor pero aquí esta una señorita que dice que es Carina
Zampini y traía a dos bebes- dijo el casi gritando de emoción, yo no lo pensé
dos veces y Salí corriendo, creo que hasta avente al pobre de james que ya era
un hombre mayor.
Cuando llegue a la sala, ahí estaba Carina, y en sus brazos
estaba nuestros hijos, sentía que estaba alucinando, que todo era producto de
mi fantasía, o que por fin ya había perdido la razón, pero ella levanto su
rostro y me sonrió.
-Te amo- fue lo primero que dijo, yo no podía hablar nada, y
solo se me salieron unas lágrimas, me acerque a ella con cuidado para no
despertar a mis angelitos.
-Estas aquí- dije tocando su rostro, quería asegurarme que
no estaba alucinando ni nada por el estilo.
-Si estoy aquí y nada ni nadie podrá sacarme de aquí – dijo
regalándome esa hermosa sonrisa que solo ella tenía.
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